domingo, 29 de enero de 2012

Dios actúa a tu favor

Nehemías, este hombre de Dios era el copero del rey y estaba en el palacio viviendo una vida cómoda y tranquila. Su cargo involucraba una responsabilidad tremenda, pero podía manejarla sin ningún tipo de Inconvenientes. Todo se desarrollaba dentro de carriles normales hasta que recibió un sueño de Dios y allí su vida se complicó. Su corazón comenzó a sacudirse por lo que ocurría a miles de kilómetros de distancia en La ciudad de Jerusalén (o lo que quedaba de ella).
El oprobio y La vergüenza que padecía el pueblo que habitaba allí conmovieron su corazón. Ese dolor fue creciendo hasta el punto de llevarlo a abandonar su puesto en el palacio del rey y trasladarse a Jerusalén. Al llegar a la tierra donde estaban (as ruinas de La ciudad se encontró con una realidad desoladora: la gente estaba completamente desalentada y derrotada. Asumieron que nunca reconstruirían Los muros de la dudad. En primer lugar comenzó a atentar a quienes participarían en la obra y Les contagié su entusiasmo por la tarea. Cuando todo estuvo en marcha se levantaron tres enemigos: Tobías, Sanbalat y Gesem. La única función de estos individuos fue tratar de desatentar a
Nehemías frente a (a tarea que estaba realizando.
Veamos qué decía uno de los enemigos de nehemías:
«Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los mantones del polvo las piedras que fueron quemados’» (Nehemías 4:1-2).
Aun así, Nehemías no se desanimé porque sabía que era imposible reconstruir la ciudad en un día. Tú tampoco Lo harás, pero Llegará el día cuando La Gloria de Dios poblará las calles. Todo lo que respira en tu lugar de trabajo glorificará al Señor. Siempre tendrás enemigos visibles e invisibles, no te amargues. Mientras estén hablando de ti, se mantendrán bien ocupados.
Serás lleno de Fe, esperanzado, optimista y tenaz. Tendrás una cabeza que no se volverá hacia atrás por nada. Sabes que «por la Fe y la paciencia heredarás todas las promesas». Paso a paso te mantendrá creyendo e indagando:

«esto es la que soñé que llevaré a ser en Dios. Esperaré con paciencia que todo se
Desarrolle».
Abraham lo recibió casi a los cien años, no te aflijas, porque Lo recibirás antes.

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