miércoles, 18 de julio de 2012

No importa lo que tenga que esperar

“Quédate quieto en la presencia del Señor,  y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones”.


Salmos 37:7 (Nueva Traducción Viviente)

Muchos de nosotros nos es difícil digerir la palabra: “Esperar” y es que dicha palabra no lleva un tiempo límite o una fecha de vencimiento, el esperar puede tardar horas, días, meses y hasta muchos años.

De las tres respuestas que Dios nos puede dar: “Si”, “No” o “Espera”, creo que esta última es la más difícil de asimilar, porque está ligada a un periodo de tiempo en donde pareciera que Dios calla o que Dios se ha olivado de responder, pero la realidad es que estas en el tiempo de esperar pacientemente.

El libro de los Salmos está lleno de un énfasis especial hacia esta palabra, salmistas la utilizan frecuentemente y es que el término “ESPERAR” está ligado a la vida cristiana, es parte de nuestra cultura cristiana y de lo que Dios quiere que aprendamos. De hecho la etapa de esperar es una etapa muy bonita en donde nos ayuda a sumergirnos más en la presencia de Dios, a buscarlo más, a depender más de Él y a conocerlo cada día más y mejor.

Escuchando una alabanza que he escuchado cientos de veces Dios provoco en mi que pusiera atención a una frase en especial, esa frase decía: “No importa lo que tenga que esperar”. Al reflexionar en esta frase Dios ponía en mi corazón que tenía que escribir sobre esto.

Y es que a veces cantamos solo por cantar, a veces pronunciamos las frases porque las sabemos de memoria, pero pocas veces reflexionamos en lo que realmente estamos cantando, en lo que realmente le estamos diciendo a Dios y es allí, cuando reflexionamos en lo que decimos, cuando Dios nos da luz sobre lo que Él quiere para nuestra vida.

Si nos vamos al ámbito espiritual, introduciéndonos a los planes perfectos y precisos de Dios, podríamos llegar a la conclusión que esa frase es totalmente cierta y verdadera: “No importa lo que tenga que esperar”.

Y es que no importa lo que tenga que esperar cuando sé que estoy en las manos de Dios.

Y es que no importa lo que tenga que esperar cuando sé que tengo de mi lado a un Dios perfecto, misericordioso y que nunca olvida sus pactos ni las promesas que un día nos hizo.

Y es que no importa lo que tenga que esperar cuando sé que la respuesta de mi Dios será la mejor para mi vida independientemente que sea o no la que yo quería.

Y es que no importa lo que tenga que esperar cuando mi vida le pertenece a Él y Él ha prometido cumplir su propósito en mí.

El salmista escribía: “Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza” Salmos 62:5 (Nueva Traducción Viviente). Qué lindo es cuando en silencio esperamos en Dios, cuando de nuestra boca no salen reproches, reclamos o cualquier palabra que quiera poner en duda lo que Dios hará en nuestra vida.

Por otra parte en el Salmo 39:7 el salmista decía: “Entonces, Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? Mi única esperanza está en ti” (Nueva Traducción Viviente). Cuando reconocemos que del único que dependemos es de Dios, todo nuestro panorama debería cambiar, ya que Él hecho de depender de Dios es una garantía de que la respuesta final será perfecta.

El salmista David nos hace ver que esperar en Dios no es cosa fácil por lo que tenemos que esforzarnos y ser valientes:


“Espera con paciencia al Señor; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia”.

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